En el competitivo mundo de la producción de cítricos, la optimización de la calidad y el rendimiento es crucial para la rentabilidad y éxito del cultivo. Una actividad fundamental que ha ganado protagonismo en las últimas décadas es el uso estratégico de los reguladores de crecimiento en cítricos; estos compuestos, aplicados con conocimiento y precisión, pueden influir significativamente en aspectos clave desde la floración hasta la cosecha, ayudando a los productores a superar desafíos fisiológicos y alcanzar estándares comerciales superiores. En este artículo, exploramos en profundidad el papel de los reguladores de crecimiento en la citricultura moderna, basándonos en la experiencia de expertos y las últimas tendencias en el manejo agronómico.
Los reguladores de crecimiento desempeñan un papel cada vez más evidente en la producción de cítricos dulces, impactando directamente en procesos esenciales como la floración, el cuajado y el crecimiento del fruto. Además, su aplicación se extiende al tratamiento de desórdenes fisiológicos que afectan la apariencia externa y, por ende, la calidad comercial de los cítricos. El Dr. Ricardo Cautín, experto en fisiología de cítricos, enfatiza que estos reguladores deben considerarse una práctica complementaria a un manejo agronómico cuidadoso, centrado en la nutrición y el riego adecuados. Según el Dr. Cautín, el uso de reguladores se sitúa casi al final de una pirámide de manejo, subrayando que son un apoyo para optimizar la producción, más que una solución a problemas fundamentales de nutrición o estrés hídrico.
A pesar de la existencia de factores externos incontrolables como la temperatura, las lluvias y la radiación, los reguladores de crecimiento ofrecen a los productores una herramienta valiosa para influir positivamente en el desarrollo de los frutos y buscar una calidad superior. Su uso constante se ha integrado en el manejo agronómico de productores peruanos en los últimos años, impulsado por la creciente competitividad en el mercado de exportación de mandarinas. Esta adopción refleja una tendencia global hacia prácticas agrícolas avanzadas para optimizar tanto el rendimiento como la calidad de los frutos cítricos.
Un desafío común en el cultivo de cítricos es el exceso de floración, que puede acarrear problemas de nutrición, cosecha irregular y frutos de menor tamaño debido a la competencia por recursos. Históricamente, se utilizaban auxinas sintéticas como el 2,4 DP y el 3,4, 5,6 TPA para manejar este problema. Sin embargo, debido a preocupaciones sobre posibles residuos en la fruta, muchos productores han optado por alternativas. Una de ellas es la poda intensa, aunque conlleva el riesgo de reducir la floración futura al eliminar yemas florales.
En este contexto, el ácido giberélico emerge como una alternativa prometedora. Su aplicación tiene la capacidad de «enmudecer» las yemas potencialmente florales, orientándolas hacia un carácter más vegetativo y, por lo tanto, reduciendo la cantidad de flores. Una excelente opción para este manejo es Progibb, que estimula la elongación celular y mejora la calidad del cuajado y del tamaño final del fruto, promoviendo un desarrollo uniforme.
Las auxinas, tanto sintéticas como naturales, juegan un papel crucial en el crecimiento y desarrollo del fruto cítrico. El Dr. Cautín señala que pueden ser herramientas eficaces para estimular el cuajado, regular el crecimiento y el tamaño del fruto, y prevenir la caída prematura. En el ajuste de carga, cuando se busca equilibrar la cantidad de frutos por árbol para optimizar su tamaño y calidad, las auxinas pueden aplicarse en el periodo de floración y cuaja, específicamente cuando los frutos alcanzan un diámetro ecuatorial de 11-12 milímetros.
Para potenciar estos efectos, el uso de Triggrr Trihormonal es ideal, ya que combina citoquininas, auxinas y giberelinas en una formulación equilibrada que mejora la diferenciación celular y promueve una mayor retención de frutos de calidad. Además, su aplicación ayuda a mitigar el impacto del estrés ambiental en los cítricos.
Las citoquininas son reconocidas por su contribución al desarrollo y tamaño final de los frutos cítricos. Investigaciones han demostrado que la aplicación de benciladenina (BA) en mandarinas, en presencia de concentraciones adecuadas de auxinas internas, puede estimular significativamente la división celular en el pericarpio, lóculos y eje central del fruto. Este aumento en el número y tamaño de las células se traduce en frutos de mayor tamaño al final del desarrollo.
Para fortalecer este proceso, el uso de MaxiFrut es clave, ya que su alto contenido de fitorreguladores naturales, en combinación con aminoácidos y carbohidratos de rápida asimilación, estimula la división celular y favorece un mayor desarrollo del fruto. Además, su formulación mejora el metabolismo vegetal, optimizando la asimilación de nutrientes esenciales y promoviendo una maduración uniforme, lo que se traduce en un mayor rendimiento y calidad comercial.
Además de su papel en el manejo de la floración y el crecimiento inicial del ovario, las giberelinas son fundamentales en la prevención de diversas alteraciones fisiológicas de la piel de los cítricos, que pueden reducir significativamente su calidad y valor comercial. Uno de estos problemas es el «creasing», caracterizado por la aparición de grietas y roturas en la piel, que ocurre muy temprano en el desarrollo del fruto.
Para fortalecer la resistencia de la piel y mejorar la tolerancia a condiciones adversas, MaxBio Algae es una opción ideal. Este bioestimulante a base de algas marinas aporta polisacáridos complejos y micronutrientes esenciales que fortalecen la estructura celular, previniendo daños en la piel del fruto y mejorando su vida poscosecha.
El uso de reguladores de crecimiento en cítricos se ha consolidado como una práctica agronómica esencial para optimizar la producción y la calidad de los frutos. Desde el manejo del exceso de floración con giberelinas hasta la mejora del cuajado y crecimiento con auxinas, el impulso de la división celular con citoquininas y la prevención de desórdenes de la piel con bioestimulantes, estos compuestos ofrecen a los productores herramientas precisas para influir positivamente en el desarrollo de sus cultivos.
La investigación continua y el desarrollo de nuevas formulaciones, a menudo combinadas con bioestimulantes como Triggrr Trihormonal, MaxBio Algae, MaxiFrut y Progibb, prometen un futuro aún más eficiente y sostenible para la citricultura. La comprensión profunda del modo de acción de cada regulador y su aplicación estratégica son clave para alcanzar el máximo potencial de los huertos cítricos en un mercado global cada vez más exigente.
Fuente: Redagricola